(Extracto del libro "Waking the tiger" de Peter Levine)
Ejercicio para comprender el sentido del sentir:
Ponte tan cómodo como puedas. Siente como hace contacto tu cuerpo con la superficie que lo sostiene. Siente tu piel y fíjate cómo se siente la ropa. Siente debajo de tu piel las sensaciones que hay. Ahora, nota estas sensaciones, cómo sabes que estás cómodo? Qué sensación física contribuye a tu sensación de comodidad? Darte cuenta de esto, te hace sentir más o menos cómodo? Cambia? Siéntate un momento y disfruta el sentido del sentir y el sentirte cómodo. Bien.
Los sentidos físicos o externos de la vista, oído, olfato, tacto y gusto son elementos que contribuyen sólo a una porción de la información que construye la base del sentido del sentir.
Otra información importante deriva de nuestra conciencia interna de nuestro cuerpo (la posición que toma, la tensión que tiene, los movimientos que hace, la temperatura, etc).
El sentido del sentir puede estar influenciado o cambiar por nuestros pensamientos, por lo que sentimos.
Las emociones contribuyen al sentido del sentir, pero juegan un papel menos importante que el que la gente cree. Emociones "categóricas" como tristeza, enojo, miedo, desagrado y alegría son intensas y directas, fácilmente reconocidas y nombradas. Así no es con el sentido del sentir.
El sentido del sentir a veces es vago, a veces complejo y siempre cambiante. Se mueve, cambia y transforma constantemente. Puede variar en intensidad y claridad permitiéndonos cambiar nuestras percepciones. Hace esto dándonos el proceso, así como lo que se necesita cambiar.
Nos permite movernos, adquirir nueva información, interrelacionarnos con los demás y conocer quiénes somos. Es tan integral para nuestra naturaleza de ser humano que la damos por hecho, a veces al punto de no darnos cuenta que existe hasta que deliberadamente la atendemos.
Debemos poner atención a nuestro cuerpo ¿qué siente?
Reconocer nuestro sentido del sentir nos permite disfrutar más de experiencias sensuales. Puede ser una puerta para estados espirituales. Las terapias que usan el sentido del sentir son más efectivas que las que no lo hacen. Los ayuda a sentirse más naturales, aterrizados, más en casa en sus cuerpos. Puede mejorar nuestro sentido del equilibrio y coordinación. Mejora la memoria y provee un acceso más profundo a los impulsos instintivos que guían la sanación del trauma. Aumenta la creatividad. Desde el sentido del sentir experimentamos el sentirnos bien, paz y conexión. Es como experimentar ser.
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