Creatividad.


Creatividad - una de mis palabras favoritas.
Generalmente, cuando escuchamos "creatividad" o que alguien es "creativo" automáticamente asumimos que sabe pintar, tejer o hacer algo con las manos. En muchas ocasiones si es acertado, pero no es un requisito. La creatividad no es exclusiva de los artistas. La creatividad es una herramienta maravillosa a la que todos tenemos acceso, sin embargo muchas personas no saben dónde encontrarla o cómo usarla.
Cuando somos creativos nos permitimos disfrutar el momento, buscamos maneras diferentes para hacer las cosas que tenemos que hacer, nos permitimos "cometer errores" y sobre todo miramos con ojos de niño, llenos de asombro, con curiosidad. Jugamos, inventamos, imaginamos. La imaginación nos ayuda a aligerar el trabajo y nos permite disfrutar más nuestra vida. 
Encontrarla puede parecer como algo muy complicado, pero no lo es. Para encontrar nuestra creatividad hay que guardar esa mirada de adulto crítico que traemos puesta siempre y buscar la mirada del niño que llevamos dentro, de nuestro yo creativo. Y no sólo su mirada también buscamos su emoción, su asombro y sus ganas de probar todo y experimentar cosas nuevas, sin confundirlo con comportarnos de una manera infantil o irresponsable, mejor relacionándolo con vivir plenos y felices.

Después podríamos guardar a la perfección y a la inflexibilidad en una cajita, jugar o crear algo, sin preocuparnos por cómo sale, más bien preocupándonos por disfrutar el proceso (la perfección y la inflexibilidad son las enemigas de la creatividad, nos bloquean y nos cierran a experiencias nuevas o diferentes). Y luego vamos a aceptar todas las ideas nuevas, absurdas, ridículas o bobas.  A muchos de los genios y grandes inventores los tacharon de locos hasta que nos sorprendieron con sus creaciones.

En pocas palabras, hay que ponerse a jugar!! Piensa en algo que te gustaría hacer que no te has permitido en mucho tiempo (¡o nunca! por miedo al qué dirán). Puede ser cualquier cosa, bailar con tus hijos a lo loco, hacer un pastel (y comerte la mitad de la mezcla antes de hornearlo, como pudín), tumbarse a ver las nubes, saltar en los charcos,… Piensa en algo que se te antoje hacer a ti. Consiéntete. Verás lo feliz y animada que te sientes después de hacerlo.

Cuando consentimos regularmente a nuestro niño interior, lo apapachamos y lo invitamos a jugar, nuestro ser creativo decide estar más cerca, ya no tan escondido, y salta a nuestro rescate cuándo no sabemos cómo resolver algo. Y nos va despertando esas ganas de hacer, de crear. Se lleva el miedo a equivocarnos y nos trae ganas de probar, de intentar, de aprender cosas nuevas. ¿Recuerdas lo que soñabas hacer cuando fueras grande, cuando eras pequeño? ser fotógrafo, artista, arquitecto, viajar por el mundo, cocinar, diseñar, escribir,... ¿qué podrías hacer, o aprender ahora, qué te pueda acercar a tus sueños?  
 Vive, disfruta, juega. Haz lo que te hace feliz. Elige ser creativo.