Cambios


Pocas personas pueden decir que están realmente satisfechas con su vida, que son 100% felices con como viven, con lo que hacen. Casi todos quisiéramos cambiar algo: nuestro trabajo, el lugar donde vivimos, los compromisos que tenemos, las actividades que hacemos, lo ocupado que estamos,... algunos quisieran cambiar su vida por completo.

Cambiar no es fácil y muchas veces lo que nos gustaría tener, o la forma en la que esperamos vivir, se siente tan grande, lejano e inalcanzable que  mejor nos olvidamos de ese sueño y continuamos con nuestra rutina diaria, añorando un futuro mejor, mientras que se nos va el presente y se nos van los días...

El problema esta en ver el paquete completo y en querer todo de inmediato. Es como quererse comer un pastel de un solo bocado: es imposible!! Pero si comenzaras con una rebanadita, luego otra, y otra... y continuaras así, en un descuido te darías cuenta de que te lo acabaste completito!

Eso hay que hacer con nuestros planes, con los cambios que queremos ver en nuestra vida: empezar de a poquito. Hacer cambios chiquitos, uno por uno, disfrutando esos pequeños logros que te van acercando a lo que quieres dentro de tus posibilidades.

Mi sueño es vivir una vida simple en un lugar tranquilo, con tiempo y calma para escribir, crear, estar en armonía con la naturaleza, trabajar desde mi casa y poder viajar mucho con mis hijos. Suena padre, no? 

Para acercarme a ese sueño he ido dando pasitos pequeños, cambios que me permiten vivir eso que quiero: 

Tuve el valor de salirme de mi zona de confort, dejar mi trabajo cómodo, mis muchos compromisos y dedicarme a hacer lo que me encanta. Esto me ha dado tiempo, calma, mucha satisfacción y empuje para vivir feliz hoy, con sentido, congruente con lo que quiero, con quien soy.

El minimalismo me ha brindado libertad y total desapego de las cosas: todo lo que tengo se usa, no necesito mucho y soy muy creativa para resolver con lo que tengo. No necesito la máquina de palomitas cuando puedo hacerlas en una olla normal, o el cortador de papas cuando tengo más de 5 cuchillos, ni la sandwichera, el microondas, la waflera, la cafetera, la batidora,... en mi cocina hay estufa (con horno), refrigerador, licuadora, horno eléctrico y mi olla de cocción lenta (que amo y uso mucho!!), no pasa una semana que no se use todo. Tengo lo necesario, suficiente y si algo se rompe, se acaba o se hace viejo, se va, y si hace falta se repone, si no, ...un tiliche menos (yeeeiii!!) y si tuviera que deshacerme de todo, lo haría feliz, quedando con muy pocas cosas.

Mi ropa prácticamente cabría en una maleta, casi toda combina, toda me encanta y toda la uso. He regalado mil cosas: adornos, todo lo repetido y todo lo que estaba guardado ocupando espacio, ya no hay ningún "por si acaso". Mi casa refleja mi personalidad y lo que me gusta. Respetamos el uso y duración de las cosas y cuando algo deja de funcionar, lo agradecemos, lo sacamos y reconsideramos la necesidad de reemplazarlo. 

Para ser congruentes con nuestro amor por el planeta, empezamos con un estilo de "cero residuos". Ya re-usar, reducir y reciclar no era suficiente, ahora compramos con mayor conciencia evitando generar basura, evitando traerla a la casa: comprando a granel lo más posible, prefiriendo empaques de vidrio sobre aquellos de plástico, evitando al 100% los productos que vienen en unicel, rechazando las bolsas de plástico. 

Esto ha sido muy satisfactorio, un poco complicado porque no tenemos esa cultura como sociedad, pero me ha permitido hacer algo más que no había considerado: comprar en pequeños negocios beneficiando a gente de la comunidad. En vez de dejar mi dinero en grandes supermercados, apoyo a gente trabajadora que felizmente me deja llenar mi canasta de verduras, fruta o pan sin usar una sola bolsa de plástico, o que (con asombro y duda al principio y agrado después de varias ocasiones) rellena el cartón de huevos que reutilizo o mis bolsas de tela con arroz, avena, jamaica, etc...

Hay cosas que seguimos comprando en el supermercado porque nos gustan mucho y no se encuentran a granel: el pan de molde (tratamos de dejarlo, pero nos dimos cuenta que de verdad nos gusta), los cereales (re-usando las bolsas para las heces de nuestros perros y reciclando las cajas de cartón), algunas galletas (prefiriendo las empacadas en tubo, en vez de los paquetes individuales), ciertos dulces,... 

El hecho de que los cambios hayan sido poco a poco y que hayan comenzado como un experimento relajado (probar a ver que tal nos funciona, sin fanatizar el asunto ni obsesionarnos con las ideas) nos ha ayudado a mantenerlos, se han vuelto pequeños hábitos que nos hacen sentir muy bien. Algunos cambios los comencé sola, otros con mis hijos, pero poco a poco se ha vuelto un estilo de vida familiar que ellos han ido adoptando con mucho gusto. 

Estamos comiendo mucho mas sano, generando menos basura, siendo muy ingeniosos con el uso que le damos a lo que tenemos y muy conscientes de que necesitamos muy pocas cosas para "ser felices". Vivimos mucho más tranquilos, corremos menos, ya no estamos ocupados todo el tiempo. Disfrutamos y nos gusta nuestra vida.

Sigo trabajando en algunos aspectos que aun me falta alcanzar: escribir con mayor regularidad, crecer mi negocio, liquidar deudas, viajar... pero se que estoy en camino y que llegaré paso a pasito... mientras disfruto lo caminado y todo lo que hemos logrado.