A donde vayamos, con quien estemos, siempre hay alguien quejándose de algo, incluso nosotros. Echándole la culpa al mundo por todo lo que nos pasa: el tráfico, el trabajo, el tiradero en mi casa, el trabajo acumulado, el humor de mi jefe, el perro del vecino, los berrinches de mis hijos, la falta de dinero, el internet que está lentísimo, la espalda que me está matando, el mugre teléfono que se quedó sin pila,... cuando, en realidad, los únicos responsables de nuestra vida somos nosotros.
Nosotros somos los responsables, lo que nos pasa es el resultado de las decisiones que tomamos. Nosotros somos quien tiene el control, quien decide que hacer, que decir, en que gastar, con quien estar, donde estar, que aguantar, que aceptar, que pensar,... son nuestras decisiones. Que pueden no ser las mas acertadas muchas veces y no tener el resultado que esperábamos, pero son nuestras y tenemos que aceptarlas y afrontar sus consecuencias, responsabilizarnos por ellas y aprender de ellas.
Claro que hay factores externos que nos afectan, pero siempre SIEMPRE tenemos una opción: aceptarlos, alejarnos, cambiarlos, mejorarlos, no escucharlos, o aprender lo que nos quieran enseñar y crecer con ellos, manejando lo que nos toque de la mejor manera, con nuestra mejor actitud, con sabiduría y apertura.
Nos quejamos y nos quejamos de como nos trata el mundo, cuando también muchas veces quien peor nos trata somos nosotros mismos: no dormimos lo suficiente, no descansamos, no comemos bien, nos sobrecargamos de trabajo y ocupaciones, nos volvemos inaccesibles a nuestros seres queridos, nos exigimos demasiado y cuando nos tropezamos, somos los primeros en atacarnos y en acabar con la poca confianza y ganas que nos quedaba.
Podemos elegir un cambio.
Podemos tratarnos mejor y cambiar nuestra actitud ante la vida.
Es momento de ser responsables.
De observar nuestras decisiones.
De observar lo que hemos elegido y sentirnos, sentir nuestro cuerpo y ver que nos quiere decir (la posición que toma, la tensión que tiene, los movimientos que hace, la temperatura,...), que opina al respecto, realmente escucharnos.
Sentirnos bien, tranquilos, cómodos, felices.
- Háblate bonito, con cariño.
- Escúchate, siente tu cuerpo, hazle caso.
- Piensa en lo positivo que tienes y enfócate en ello.
Atraemos lo que decimos.
Atraigamos amor, belleza y armonía.
Dejemos de quejarnos. Cambiemos nuestra vida.
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