Minimalismo.
Dejar ir.
Soltar.
Creo que son palabras que a muchas personas les dan miedo, les incomodan: las relacionan con ser menos, con no tener, con perder.
Sin embargo, al embarcarme en este viaje de desprenderme de lo que no necesito, de quedarme solo con lo importante, me he dado cuenta que tengo mucho más:
- Tengo prioridades claras. He tenido el tiempo y la calma de ver que es lo que realmente quiero, a donde quiero ir, que quiero hacer. Invierto mi tiempo y energía en lo que es más importante para mí y en lo que me acerca a mis objetivos.
- Me he permitido sentirme completamente, escuchar mi cuerpo y permitirle que libere todo lo que lo tenía fuera de equilibrio. Tiemblo, libero y me relajo, desde el centro de mi ser.
- Amo y uso todo lo que tengo. Mi espacio habla de mi, de quien soy, de que me gusta. Todo lo extra lo regalé, tiré, doné, vendí.
- Soy, completa. Por primera vez me siento yo, al 100%: sin disfraces, sin máscaras, sin imitaciones, sin comparaciones, sin tener que quedar bien. Ahora quedo bien primero conmigo... y cuando estás bien contigo eres mejor persona.
- Siento que tengo todo lo que necesito, y al tener claro que las cosas son solo cosas y que de ellas no depende mi felicidad, tengo mucha libertad.
- Tengo mas tiempo para mis personas favoritas, y aunque no dependo emocionalmente de ellas, me da mucha felicidad poder compartirlo con ellas. Yo también soy una de mis personas favoritas y también separo tiempo a solas para mí.
- He hecho cambios y nuevos hábitos que han mejorado la calidad de nuestra vida.
Estoy segura que si siguiera enrolada, como muchas personas actualmente, en: mantener una imagen, compararme y competir con los demás, querer tener y ser más sin ponerle atención a mi persona, des-cuidándome, exigiéndome de más, olvidándome de mis sueños, sobre saturando mi agenda, corriendo todo el día,... ya habría explotado!
Hoy soy mejor. Hoy soy simple. Hoy me siento. Hoy soy y tengo más.